Un buen ejemplo,de los varios que pondré,sucede en Lourdes,el famoso santuario donde en 1858 la Virgen María se apareció a Bernadette Soubirous, No voy a hablar aquí de dichas apariciones,ni de otras,sino del amor divino que se manifiesta en las peregrinaciones.
En el santuario hay unas piletas o bañeras con agua de Lourdes,del agua del manantial que surgió de la Gruta de Massabielle,el lugar donde María se apareció a Bernadette. Como se sabe,dicha es agua es muy reverenciada por los fieles que van al Santuario. Pues bien,en la estancia hay piletas llenas de agua,con una sección para hombres y otra para mujeres. Hay 11 bañeras para mujeres y 6 para hombres. El agua se cambia dos veces cada 24 horas. Se calcula en medio millón las personas que sumergen allí cada año.
Cuando alguien quiere sumergirse,ha de desvestirse,quedando en ropa interior o con un bañador. Después hay dos personas que ayudan a sumergirse al peregrino,uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los dos hospitalarios coloca al peregrino una especia de túnica y debe quitarse la ropa interior. Los hospitalarios ayudan a sumergirte hasta el cuello y luego te ayudan levantarte.
Pero no hay tollas para secarse,y lo lógico es que la gente se vistiese con las piel aún mojada o muy húmeda. Pero no ocurre así. Se produce un "secado" instantáneo. Una fuerza invisible seca a las personas y cuando se visten están ya secas.
Otro fenómeno es que,sobretodo en el pasado,cuando existían enfermedades como la tuberculosis,esas aguas se convirtiesen en un semillero infeccioso,foco de contagios. Pero ni un solo caso de contagio se ha producido jamás. Y es inexplicabe este fenómeno,a menos que se vea la mano de Dios.
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